Después de unos días en los que los compromisos nos impidieron disfrutar de salidas juntos, este finde nos fuimos la niña y yo, bien acompañadas por Cabanas, al Festival do Norte, a Vilagarcía, a dar buen uso de las entradas VIP (¡no qué va!) que nos regalaron (muchas gracias). Con nuestra suerte característica aparcamos en el medio y medio del parking del recinto ferial donde eran los conciertos, que ya estaba a tope, y con muchas furgos. Allí nos esperaban ya Rubén y Gis y montamos un pequeño chiringuito en la niña. Unos cubatas y unos chismes haciendo tiempo mientras no llegaban Kiko e Inés, y en estas aparecieron Xabi y Ramón (¡qué susto nos disteis, cabrones!) y nos sacaron unas palabras y unas fotos, que aparecerían publicadas en una nueva sección que llevan ellos del Correo Gallego: Tendencias. En la edición de papael publicaron esta foto tan chula. Gracias troncos. Entramos en el recinto cuando ya estaban tocando Nada Surf, a los que siguieron We are Standard, gran descubrimiento para mi. Tomamos unas Estrella por el palmero en la zona VIP, y cuando acabaron salimos del recinto y nos fuimos a tomar unas copas, que fueron pocas porque estábamos rotos. El sábado nos levantamos bastante bien porque en el parking la noche fue tranquila y nos dispusimos a celebrar el tantas veces nombrado cumpleaños de López, que esta vez si era cierto. Nos sentamos en una terraza a esperarlo, a él y a Nando y Esteban que venían juntos, y nos levantamos a las 6 de la tarde. ¿Y a esas horas que se hace? Pues ir al Náutico a tomar un gintonics. Y con media docena por barba, viento en popa y a toda vela (en canoa, vamos) nos dirigimos al recinto ferial, donde en breve empezaban Los Planetas, cabeza de cartel del FdN. No soy muy fan de ellos (bueno, ni de casi nadie), y después de verlos en el último San Froilán no las tenía todas conmigo, pero estuvieron impresionantes y muy potentes (el sonido del festival fue bastante potente en general). Los disfrutamos mucho. Luego vino El Guincho y no sé si porque no estábamos para eso o por otra cosa, pero no entendimos nada. Un ratito en la carpa, pero estaba demasiado llena y salimos a tomar algo por el pueblo. Otro ratito, que ya no estábamos para mucha tralla. Y a la furgo a sobar. El domingo, de vuelta ya, aún paramos a mandarle un churrasquito en Oroso. Finde completo para empezar la temporada de fines de semana rulando por ahí.