Después del gran sabor de boca que nos dejó el año pasado, a pesar de la suspensión del segundo día, volvimos a Boimorto a disfrutar del festival mejor organizado de los que conozco (y ya son unos cuantos). Un 10 para la organización.
Y qué decir de los músicos. A muchos no los conocía (y a algunos sigo sin conocerlos, que siempre hay lagunas :))
El primer día llegamos un poco tarde, temblando con el orvallo que parecía que no quería irse, pero se fue, y entramos justo para escuchar a The Christians, disfrutamos mucho de Budiño, con las colaboraciones de Carlos Blanco y Luis Tosar, por si él solo no llegaba :) y cómo no, del mítico Rosendo, cerrando su concierto con Maneras de vivir a dúo con la gran Luz, omnipresente en todo el festival (aunque muy discreta). Y para cerrar el día, un descubrimiento, Javier Campello, "El Chatarrero"
A pesar de que los horarios no son los que acostumbramos, el sábado caímos rendidos pronto.
Así aprovechamos mejor el domingo que empezamos se sesión vermú, con los divertidísimos Novedades Carminha. Comimos algo y empezó la gran tarde, con Silvia Pérez Cruz dándo vueltas musicales al mundo, un gran acústico de otro descubrimiento, Hollywater, a los que los ensayos de Dover (sonando igual de mal que siempre) les cortaron un poco el rollo al final (la próxima vez bajad un poco el volumen). Un "descansito" con La Negra y pasamos a la clase de historia de la música que nos dio un didáctico Carlos Núñez, en su línea. Calentó un poco el cotarro Sés, irreverente y divertida, como siempre. Y cerró Fito, demasiado "suave" para mi gusto, aunque con lleno y el auditorio entregado. Eso sí, Carlos Raya (guitarra) levanta cualquier concierto. Salió Luz a despedirse y agradecer la asistencia (encima) y se acabó lo que se daba.
Gran festival para toda la familia. El año que viene me llevo a mis sobrinas en la Pitu.